Basado en hechos reales: ¡Que le corten los PEZONES!

viernes, febrero 02, 2018

La temperatura del agua de la ducha es un intento de olvidar que, fuera, el frío se ha adueñado de la ciudad. Cierro los ojos y noto el agua recorrer mi cuerpo, mientras que cruza mis pestañas y se precipita hacia mi pecho, acabando en la punta de mis pezones. En ese oasis de calma, los "puntos suspensivos" de Vetusta Morla, inunda el baño.



Al salir de la ducha, seco mi piel y noto la dilatación de mis poros. Me pongo unas braguitas de encaje. Me enfundo en unos jeans de talle alto, que envuelven mis caderas, y un jersey de lana finito de cuello alto. Hoy no me apetece llevar sujetador. Como cientos de veces. 
Salgo a la calle y el frío me acaricia la cara. Ese mismo frío es el que hace las células musculares de mis aureolas se contraigan y mis pezones decidan saludar. Erguidos tras la fina capa de lana que los cubre. Me gusta esa sensación. 

Al llegar al restaurante mi amiga y su marido me esperan sentados. Son de esas parejas perfectamente estudiadas. Ambos cumplen con sus "características" esperadas el uno del otro y con los mismos valores religiosos. La química se la dejaron olvidada en el último bar, pero a ojo de sus familias y de ellos mismos, no necesitan más. Se casaron a los 25 y ella espera su primer hijo. Me preguntan por mis historias y su marido me escucha atento y divertido. Para él soy su salvoconducto al mundo que ha dejado de vivir. Marta sin embargo, la noto distante. Está frío y se me hace raro porque ella no es así. Me pide que le acompañe al baño.

- Yo: ¿Te encuentras mal? Te noto mala cara...

- Marta: Hombre pues que no llevas sujetador

- Yo: Claro que no, ¿qué pasa?

- Marta: Joder, ¡pues que se te notan los pezones! Y no me hace gracia que mi marido lo esté viendo.

Me reí. Me reí tanto, que tuvo que molestarle más que el que no llevara sujetador. Me la imaginaba en un tablero de ajedrez, cual reina de corazones ordenando que me cortaran los pezones: 

¡que le corten los pezones!

El problema es que ella es solo el reflejo de una sociedad. Una sociedad que tiene miedo a los pezones. Como si esa pequeña parte de nuestro cuerpo, al levantarse, fueran balas. Como si esa parte de nuestro cuerpo fuera un despropósito, un lugar del que avergonzarse, una parte que esconder. Reconozco que viví doblegada a los sujetadores. Pero porque me encantan. Reconozco que me encantan. Los encajes, los bordados, los bralettes... Pero me encantan como elección mía, no como una imposición de una sociedad que no se pone en pie frente a la violencia pero si lo hace frente a unos pezones. Haz la prueba y sube una foto a Instagram. Censuran nuestros pezones pero no lo de los hombres. Y no sé cuál es el miedo. Lo que si sé es que yo lo tuve, tenía miedo a un día dejar el sujetador en casa y ponerme un vestido. Sabía que no iba a estar bien visto, sabía que lo asociarían a una conducta sexual, a un "mira qué suelta", a un "esta va buscando". Porque el no llevar sujetador está visto como una búsqueda de sexo. Que tus pezones estén erectos significa que tú estás excitada. Pero la verdad es que no. Para que tus pezones estén erectos influyen cosas como el frío, el roce de una tela o una emoción no controlada. Y sí también cuando estás excitada ellos deciden saludar, pero eso no quiere decir que vayamos cachondas por la calle las 24 horas del día. El problema no es mi pezón, son los ojos primitivos. Y qué queréis que os diga, hace tiempo dejó de ser problema mío lo que pasara por la cabeza de los demás.  Y los "se te notan los pezones" los respondo con un "pregúntale a la reina de corazones". Así que la próxima vez que me veas sin sujetador y mis pezones levantados, salúdalos. 

Son pezones. 
No balas.
No te preocupes,
estás a salvo

#QueLeCortenLosPezones


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