Basado en hechos reales: Subir o bajar la cremallera

domingo, noviembre 22, 2015

Me gustan las bodas. Me gusta cuando la gente que aprecio se jura amor eterno o por lo menos se jura amor hasta que la tapa abierta del water los separe. O hasta que los pies fríos en la espalda, sean inaguantables. 
Así que hace un tiempo recibí una de las mejores noticias: dos de mis amigos se casaban. Sí, estoy en esa época en la que toda la gente de mi alrededor empieza a casarse o tener hijos. La gente me pregunta muchas veces si esto no me preocupa y yo obviamente respondo que "no" con un gin tonic en la mano haciendo botellón cual quinceañera. Seré la tía enrolloda de sus hijos, la que les cuente que hay que enamorarse de personas y no de hombres y mujeres y la que les enseñe que un Jaggerbomb no es un videojuego. No hay mal que por bien no venga...

Pero volvamos a la boda. Miré la invitación, deseando que fuera cerquita pero no. N era ni en Madrid ni en Almería. Esto supuso tener que cogerme una habitación de hotel. Como soy un desastre y lo dejé para lo último, cuando fui a reservar el hotel, no quedaban plazas en el que estaban todos mis amigos, así que cogí el primer hotel que vi que tenía ventanas y una cama. 

Después de tanto esperar, llegó el día de la boda. Yo estaba contentísima en mi habitación de hotel maquillándome y peinándome. Debo ser de las pocas mujeres que jamás va a la peluquería para ir a una boda y muchísimo menos a una maquilladora. Ya tuve una mala experiencia cuando pisé una peluquería antes de ir a una boda y acabé peinada igual que el chiguagua que llevaba las arras en la boda.
El caso es que ya estaba maquillada y peinada y tocaba vestirme. De verdad que nunca te acuerdas que eres soltera, hasta que llega el jodido momento de :

¡¡¡TENER QUE SUBIRTE LA CREMALLERA DEL VESTIDO!!!



Efectivamente, el mayor drama cuando no tienes pareja es tener que subir o bajarte la cremallera del vestido. Da igual que eches de menos cosas como que te abracen o que te escriban las buenas noches, nada superará más el drama de la soltería que enfréntate a una cremallera. O sea, las cremalleras han deprimido a más mujeres que el beso en directo de Sara Carbonero e Iker Casillas. Las cremalleras han deprimido a más mujeres que el final de Titanic. Las cremalleras han hundido a más mujeres que las básculas en enero. 
Total, que allí estaba yo, en una habitación de hotel rezando por haberme apuntado a gimnasia rítmica cuando era pequeña para que mi mano lograra subir la cremallera. Las posiciones ridículas se sucedían unas a otras y después de intentarlo en varias posiciones totalmente absurdas y después de ver que mi dignidad estaba a ras de suelo, decidí salir al pasillo y buscar a alguien que me subiera la cremallera. No sé que era más ridículo, si pasearme por el hotel con un vestido desabrochado o tener que buscar a alguien que me lo abrochara. 
A lo lejos vi a un chico sonriente, era el de recepción. Hubiera preferido haberme encontrado con una chica, pero a estas alturas del partido no estaba tampoco yo para ponerme exquisita:

- Perdona, te voy a pedir algo que te va a sonar raro ¿me puedes subir la cremallera del vestido?
- Hombre estoy más acostumbrado a que me digan que se la baje, pero haré un esfuerzo...

Y ahí estaba yo, en mitad del pasillo de un hotel, esperando a que un señor me subiera la cremallera del vestido. Yo solo le daba las gracias a mi abuela, que cuando vivía siempre me decía: ponte unas braguitas y un sujetador bonito, no vaya a ser que te pase algo por la calle y tengas que ir al médico. Vamos, que mi abuela me enseñó a acordarme de mi médico cada vez que iba a comprarme ropa interior. 
La boda fue bonita y por supuesto, por si no me había quedado claro de que estaba soltera (que no sola) me pusieron en la mesa de los solteros. Esa típica mesa en la que todo el mundo confía en que será un Tinder 1.0. Pero llegó el momento de irnos. Me subo en el taxi y le digo la dirección del hotel: ¿Vas sola señorita?
En ese momento, entre el vino y el sueño se me aparece una cremallera que me dice: JÓ- DE- TE. Me niego, me niego en rotundo a que una cremallera me hable y mucho menos que intente joderme. Le digo al taxista que se espere un momento, me bajo del taxi y le digo a uno de mis amigos que estaba fumando en la puerta del local, que me desabroche el vestido. Me intenta explicar que queda raro que vaya con el vestido desabrochado. "Este no sabe lo que es hacer malabares para desabrocharte un vestido" pienso. 
Al llegar al hotel, lo primero que veo es que en recepción esta el chico que me había subido la cremallera por la mañana. Me mira y me sonríe, es obvio que no habrá visto a muchas entrar con los tacones en la mano y el vestido desabrochado. Subo a mi habitación y la tarjeta no funciona. O sea, ¿algo más puede pasarme? Me hago un Mac Gyver e intento abrir la habitación con todos los trucos que he visto en las películas, quizás he visto demasiadas. Al final me rindo y bajo a recepción:

- Hola, perdona que te moleste, pero no me funciona la llave de la habitación ¿podrías abrírmela?

Conforme lo estoy diciendo me doy cuenta que el chico debe pensar que le estoy tirando los tejos, aun así me abre la puerta y me da las buenas noches. Menos mal, no ha pensado nada raro porque lo único que se salva de él, es su uniforme.
Al día siguiente, abro mi maleta y busco cualquier prenda que no lleve cremallera. 
Bajo a recepción, pago la factura y el señor de recepción, un abuelete muy simpático me dice: "han dejado esto para ti".  Y me da un sobre pequeño. Yo me pienso que es la típica publicidad del hotel, así que lo abro con la intención de tirarlo:

- Lo siento. Yo también quería haber pasado contigo la noche pero entiende que estaba trabajando. Nunca nadie ha sido tan lanzada conmigo, comprende que lo de que te subiera la cremallera o que luego llegaras con ella bajada, nunca me había pasado. Pero me gustan las chicas lanzadas. Me puse nervioso cuando me dijiste que te abriera la habitación pero no te preocupes, que me encantaría volver a verte. Aquí te dejo mi móvil 6XX-XX-XX-XX.

JO-DI-DA cremallera. Estoy segura de que todas las personas que diseñan vestidos con cremalleras en la espalda, están casadas o viven con alguien. Porque la soltería o vivir solo es demasiado bonito como para que te lo arruine una cremallera: di NO a las cremalleras en la espalda. 


*** Basado en hechos reales: Dar el primer paso
*** Basado en hechos reales: Llamar a las 5 de la mañana borracho
*** Basado en hechos reales: No le gustas, no te engañes

You Might Also Like

7 comentarios

  1. jajajajajaa, diosss que grande eres y que buien post!!!!
    no me he podido reir mas!!!
    Putas cremalleras ehh!!!!

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado!!!! Yo también soy soltera, y te entiendo tan bien...

    ResponderEliminar
  3. Malditas cremalleras !!!! Más surrealista no ha podido ser, pobreta menudo papelón ! jajajajaj

    ResponderEliminar
  4. Jajaja...
    Que graciosa eres.
    ¡Me encanta!
    Feliz finde.

    ResponderEliminar
  5. Your blog is really amazing, in love with it!

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado tu post!! Qué risa!
    La verdad es que escribes muchas verdades a la vez con ese puntito gracioso que tanto cala al final...porque son al final vivencias bien cercanas.
    Yo de tí, sí que seguiría comprando vestidos con cremalleras...te suceden cosas bien interesantes!! jajajaja :-)

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Buenísimo!! nunca viene mal echarse unas risas...creo que podríamos escribir un libro con ese tipo de problemas jajaja :)
    xoxo

    BlueDressedDoll

    ResponderEliminar