Basado en hechos reales: La tienes pequeña

viernes, marzo 17, 2017

Miro la tarjeta de crédito de reojo mientras desgasto con mis dedos el borde del tul bordado de unas braguitas de La Perla. Mi cabeza me dice que las deje en su sitio, pero la dependienta me sonríe y en su sonrisa veo una clara victoria. Esas braguitas tienen hueco en mi armario.
Aprendí a diferenciar hombres de niñatos cuando sabían apreciar una buena lencería. Con eso de disfrutar con la ropa puesta y no con la prisa extrema de ver el sujetador en el suelo de la habitación.

Sara Herranz

Pero la lencería siempre tenía dos momentos claves en mi vida: cuando estaba tan feliz que necesitaba celebrarlo o cuando estaba a punto de tocar fondo con grilletes puestos y sin saber nadar. En este último caso lo utilizaba como vía de escape y como premio de consolación. Era el gesto que me conseguía alegrar cuando todo parecía estar perdido. 

Y esta vez todo estaba perdido. Me empeñé en darlo todo. Hice un pack: mi dignidad y yo. Lo metí en una caja y le di la llave a él. Le dije que hiciera lo que quisiera con ella. Le permití utilizarme a su antojo y me quedé a sus puertas esperando para mendigarle cualquier gesto de cariño. Antepuse su felicidad a la mía, un número inimaginable de veces. Me salían las ganas a borbotones pero siempre me daba de bruces contra un muro. Así que me volví fría y distante.Y me olvidé de que yo existía y me olvidé de que yo también debía quererme. Pero te cuesta desengancharte porque prefieres engañarte con cada pequeño gesto que tú interpretas a tu manera y dices: ¿y si? Y si NADA. No te engañes, no puedes apostar todo al rojo si en verdad estás jugando al Mus.

Pero ¿sabes?

La tienes pequeña


La tienes pequeña


Tienes pequeña la conciencia: Porque no se puede jugar con las personas y creer que saldrás victorioso. Porque te daba igual mientras los rasguños quedarán en mi cuerpo y no en el tuyo. Pero te doy las gracias porque esas cicatrices me recordarán una y otra vez que no sé puede dar todo por cualquiera.

Tienes pequeña la memoria: Porque no se pueden regalar promesas e ir rompiéndolas cuando tuerces la esquina. Porque la sonrisa es un contrato verbal que tú me has roto. Porque solo te acordabas de mi cuando ya no quedaba nadie. Pero te doy las gracias porque esto me ha enseñado que la gente no recuerda lo que le dijiste pero si lo que le hiciste sentir. 

Tienes pequeña la lealtad: Porque te has ido bajando en cada puerto para ver si allí el agua te parecía mejor. No importaba que el camino a tu destino no tuviera sentido. Qué más daba, porque te llevabas un baño, No te importaba que en ese baño pisaras una estrella de mar o que en ese baño enterraras una roca. Pero te doy las gracias por esto me recordará siempre que la lealtad es cosa de pocos.

Pero sobre todo, tienes pequeña la vida: porque la tienes vacía. Tienes una vida llena de reglas manidas y mentiras enquistadas. Has pasado tanto tiempo construyendo tu castillo perfecto que se te ha olvidado que no le has hecho puertas y que algún día querrás salir. que algún día te darás cuenta que no se puede ir por la vida cogiendo el cariño de la gente, manosearlo y luego tirarlo cuando ya no te sirve. Tienes la vida pequeña porque la tienes vacía. Porque no sabes cómo llenarla. Porque estás llenando tu castillo de mesas sin sillas, de lamparas sin bombillas, de camas sin sábanas, de duchas sin agua, de frigoríficos sin comida. Eso es lo que haces con tu vida, llenarla de tantas cosas que no necesitas que en el fondo estás vacío. que te gusta coleccionar gente que en el fondo no te aporta nada, gente que crees que la necesitas porque cumplen tus reglas baratas. Y te empeñas una y otra vez, en ser quién no eres, en ser cómo no eres, en esconder lo que quieres o lo que necesitas. Y yo estaba allí, en la puerta de tu castillo con sillas, bombillas, sábanas, agua y comida. Yo estaba allí con todo lo que necesitabas. Estaba.

Porque tienes la vida pequeña,
porque la tienes vacía.
Y cuando te des cuenta, 
yo ya no estaré para llenarla...

#LaTienesPequeña

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